Soluciones tecnológicas: Entre la incertidumbre, la necesidad y el resultado

"La tecnología se ha convertido en un punto esencial en el mundo comercial, económico y laboral,

cada día son más las empresas que necesitan soluciones tecnológicas que agilicen sus procesos, que puedan comercializar sus productos, que faciliten a sus usuarios la adquisición de sus servicios y que al mismo tiempo lo hagan con plataformas amigables que satisfagan sus necesidades".

Sin embargo, a pesar de la evidente necesidad de generar soluciones digitales que permitan una mayor eficiencia en sus procesos, existen muchas lagunas en la forma de abordar la adquisición de este tipo de servicios o productos. El proceso de adaptación entre compradores y vendedores digitales lleva años, pero como la actual pandemia tomó al mundo por sorpresa, generó un boom en la industria y la inevitable aceleración del proceso.

Las empresas que se vieron obligadas a innovar se encontraron con un mercado lleno de ofertas que diferían en muchos aspectos, pero con la misma promesa en relación con el producto. Ahora se generan una serie de preguntas frecuentes: ¿cómo selecciono el mejor proveedor para mi empresa? ¿pueden cumplir sus promesas? ¿me están cobrando el precio correcto? ¿cómo evito incurrir en sobrecostes?

Lo primero que hay que mencionar es que el mejor proveedor no siempre es el que ofrece el precio más bajo, este criterio es poco fiable a la hora de elegir, ya que a veces las empresas, y sobre todo los desarrolladores freelance, subestiman la importancia del proyecto, lo que provoca a la hora de la entrega una gran frustración en el cliente, pérdida de tiempo y dinero.

Esto también revela una falta de experiencia por parte de la empresa o el desarrollador, ya que no saben estimar el alcance de un proyecto, implementar todas las necesidades y dar como resultado un producto pobre, incompleto, tardío o inexistente. Lo ideal es que el proceso de elección de un proveedor sea, en primer lugar, demostrar su profesionalidad. Una comunicación clara y eficaz es esencial, esto revela la experiencia que tiene, al menos en lo que respecta al servicio al cliente.

Como empresa que busca un servicio o un producto tecnológico, usted también tiene una responsabilidad y comienza con una investigación de lo que quiere, lo que necesita, y quiere preguntar con referencias si el objetivo se puede lograr. A continuación, compruebe el trabajo realizado y vea si se ajusta a las necesidades y requisitos.

Es importante entender que el desarrollo de un producto de software es el resultado de las necesidades del cliente, de la experiencia de la empresa, producto o persona, de la investigación de un mercado, del análisis de la competencia, de las necesidades del comprador o usuario final, entre otros factores que no son aleatorios. En este sentido, hay que tener en cuenta que, a la hora de elegir un proveedor para el desarrollo de un producto, éste debe tener en cuenta lo anterior.

Además, ver su organización interna, qué metodologías implementan, cómo han ayudado a resolver las dudas que tengo, qué soluciones a mis necesidades han ofrecido, evaluar si su comunicación ha sido buena, ágil, asertiva. Básicamente debes encontrar en el proveedor un punto de confianza y alivio, porque a partir de ahora se creará una relación a largo plazo.

En definitiva, debemos centrar la búsqueda en la experiencia, la solidez y el apoyo que puedan ofrecer. Ahora bien, en cuanto a los precios y la forma de negociar con el proveedor, existen varias modalidades de contratación, las más comunes son: precio fijo, o precio por equipo de trabajo, ambas tienen sus ventajas y desventajas.

En el caso del precio fijo el cliente sabrá cuánto dinero va a invertir, y cualquier riesgo de error (subestimado, o sobreestimado) habrá sido transferido al proveedor, sin embargo, el proveedor no será flexible a aquellos cambios de ideas, visión, o requerimientos de la aplicación, por lo que, esto funciona muy bien para proyectos pequeños y que estén técnicamente bien definidos.

A medida que el proyecto crece, su complejidad aumenta y seguir esta línea seguramente dará un final insípido al ejercicio, ya que puede dar como resultado algo que no era exactamente lo que se tenía en mente o, peor aún, un producto totalmente alejado de las expectativas iniciales. Esto no implica que el proveedor sea el "peor del mundo" como se suele asociar, sino que el proyecto contiene tantos detalles que es prácticamente imposible conocer su importancia real en el momento de la solicitud de presupuesto frente al cual el promotor o empresa desarrolladora, tuvo pocos días para estudiarlo de forma global, y sobre el que asumió un riesgo imprevisible y de tal magnitud que era imposible de soportar.

Por otro lado, y como consecuencia de años de insatisfacción asociada a la venta de software a precios fijos, llegaron las nuevas metodologías denominadas ágiles, que implican que el comprador pague por el equipo de expertos idóneo para el desarrollo de su solución tecnológica y que se dedique exclusivamente a ello. Esto permite, tanto por parte de los proveedores como de los clientes, minimizar el riesgo de calcular mal el alcance de un producto.

Al pagar por un servicio de desarrollo y no por un producto del que sólo se tiene una idea y que en principio sólo está en la cabeza del comprador, mejora la experiencia de encontrar el camino ideal para llegar a la meta. En la metodología ágil el proyecto se divide en etapas (sprints) lo que permite al cliente generar cambios para ser implementados en progreso y no al final de un proceso extenso, adicionalmente permite la participación activa del cliente en todos los sprints.

Al pagar por un servicio de desarrollo y no por un producto del que sólo se tiene una idea y que en principio sólo está en la cabeza del comprador, mejora la experiencia de encontrar el camino ideal para llegar a la meta. En la metodología ágil el proyecto se divide en etapas (sprints) lo que permite al cliente generar cambios para ser implementados en progreso y no al final de un proceso extenso, adicionalmente permite la participación activa del cliente en todos los sprints.

En conclusión, las acciones y elecciones dependen de los riesgos y el nivel de compromiso que se quiera asumir como cliente. La recomendación que surge después de años de experiencia es contratar equipos dedicados con profesionales idóneos que puedan guiar al cliente, siendo al mismo tiempo flexibles a las nuevas necesidades que se puedan generar en el proceso, esto, utilizando en todo momento las metodologías ágiles que permiten el seguimiento periódico y el ajuste a las necesidades cambiantes que todo producto tecnológico conlleva.

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